La revolución es el único camino. La revolución es un sueño eterno. La revolución es ahora. La revolución no necesita más autorización que la de ella misma. La verdadera revolución se lleva en el corazón y no en la boca. La revolución es, a la vez, virtud y terror.
Me despido de Aukan con un fraternal abrazo y, dejándolo con su revolución poética lunar, y parto rumbo a la Ciudad Imperial. Ahora que llevo conmigo el sustraído libro de Kublai Khan, muchas cosas tendrán que aclararse en el palacio. Y también en la Biblioteca.
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