Celebra siempre las victorias de tus superiores

Finalmente, los guardias mongoles vienen a buscarme a mi minúscula celda. El Khan requiere de mi presencia.
Recuerdo la primera vez que me condujeron a la sala del trono. Kublai permanecía sentado sobre un imponente trono hecho con escamas de plata y marfil de cuerno de elefante galáctico. A sus pies, una doncella abisinia tocaba lánguidamente un salterio. El perímetro de la habitación estaba ocupado por un centenar de magistrados, prefectos y subprefectos, todos vestidos con finas túnicas de seda de diferentes colores según su rango y ordenados según su estricta jerarquía. Hoy todo se presenta de la misma manera que entonces. ¿Por qué he caído en desgracia frente al Khan? Luego de días de prisión e incertidumbre, me entero: se me acusa de haber robado uno de los libros del Gabinete de Libros Secretos.


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