El verso azul y la canción profana

Aprovechando que ya todos se habían retirado, me quedé hasta tarde trabajando en la Biblioteca. Activé el Decodificador y busqué los archivos en su caché. ¡Sí! Allí estaban los documentos del ordenador de Dot Perinch. Perfecto. Activé los múltiples diccionarios, las compatibilidades de idiomas, los registros de caracteres, los ajustes de coherencia, el detector de similaridades, la memoria de frases e incluso la aplicación que bajé del programa con el cual estaba equipado el robot AI Halim y el robot AI Karim y que les permitía diferenciar la prosa de la poesía.
La conclusión es la siguiente: de los tres archivos que logré bajar del ordenador de Dot, uno es una extraña fórmula química (teniendo en cuenta, por supuesto, la amplia variedad de compuestos químicos galácticos, infinitamente más extensa que la de los terrestres determinados por Mendeléiev). Los otros dos documentos consisten uno en un mapa (en realidad, es una imagen encriptada) y el tercero es nada más y nada menos que un poema de Rubén Darío escrito en aguarú, uno de los tantos dialectos utilizados en las Galaxias Ratonas.


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