Camino por la muralla de la ciudad, por los alrededores de la puerta Sur, intentando determinar el punto exacto desde el cual han tomado la fotografía. El paisaje lunar en estas épocas del año es, si cabe, más árido que de costumbre y registra esa especie de polvo crepuscular y dorado que flota en el aire. Al carecer de atmósfera, evidentemente la luna no tiene viento. Pero cuando la luz del sol incide sobre su superficie, arranca electrones negativos del suelo dejando una superficie con carga positiva. La tensión entre las capas de las zonas iluminadas y la de aquellas en penumbras genera un campo eléctrico que hace que miríadas de partículas de polvo se movilicen. Una densa polvareda quedan flotando durante mucho tiempo por encima del suelo.
Allí, junto a una de las almenas de la muralla, encuentro una extraña moneda. Es fina y de plata y está grabada con una tosca escritura para mi desconocida. Posee cierta similitud con los feluses del siglo IX-X (del periodo de los emires), pero estos son de cobre y el ejemplar que he hallado es de plata. ¿De qué rincón de la galaxia proviene? ¿Habrá sido acuñada por el líder de alguna facción rebelde? ¿Quizás por algún pirata cósmico?
En todo caso, esta moneda es la clave que me llevará a descubrir quién está enviando los anónimos a la Biblioteca.
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