¿Una célula de falsificadores de palabras? ¿Pero es que acaso una palabra puede ser verdadera? Y los poetas, ¿utilizan palabras verdaderas o falsas? Además, ¿quién está vigilando a Belén Gache? ¿Podrá ella confiar en Blend Layers? ¿Será él un espía del imperialismo semiótico? Y por sobre todas las cosas, ¿qué relación hay, si es que hay alguna, entre los falsificadores de palabras y los lectores zombies hegemónicos?