De la libertad, no siempre aprisionada

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Al día siguiente, ambos siguen su camino y se encuentran con unos serranos que los invitan a una boda que va a tener lugar en un pueblo vecino, cuyas calles están adornadas con ramas de arbustos y flores. Gache y Layers ven llegar a los invitados que integran dos coros: uno de mujeres y otro de hombres. También llegan los novios, que son conducidos al altar para que se lleve a cabo la ceremonia nupcial pagana.
Luego de la misma, el padre de la novia ofrece un banquete para todos los presentes y es entonces cuando Layers le señala a Gache que, mezclados entre los convidados, ha reconocido a dos Falsificadores de Palabras.  Evidentemente, también ellos han concluido que el disco duro de AI Halim estaba en las Soledades y han venido a buscarlo. Después de una copiosa comida, comienzan las esperadas competiciones deportivas en una olímpica palestra: lucha, salto, carrera. Los Falsificadores de Palabras también los han detectado a ellos y los cuatro cruzan de soslayo continuas miradas suspicaces.
Con el nuevo día, Layers y Gache se unen a unos pescadores y con ellos se dirigen a una isla donde son recibidos por el padre, las hermanas de los pescadores y sus respectivos novios. Pasan allí la noche y, al amanecer,  son llevados a tierra firme, justo en el momento donde está por comenzar una procesión de cetrería.  Disimulados entre los espectadores, están también los taimados Falsificadores de Palabras. Amontonados hacia un costado, unos transportines donde se encuentran las aves rapaces: un neblí, un gerifalte, un baharí, un sacre, un borní, un aleto, un azor, un búho.

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