¡Libérate de las palabras!

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En la Unidad Esquizo-lingüística del Hospital Central, un debilitado Brush Strokes vistiendo una apretada camisa de fuerza, ve entrar en la sala de aislamiento en donde permanece prisionero a uno de los enfermeros que lo atienden. ¿Otra vez será víctima de la inoculación del suero de la verdad? Durante sus días de cautiverio, ha sido sometido, entre otras cosas, al dictado de órdenes posthipnóticas, a la implantación de falsos recuerdos, al establecimiento de reflejos condicionados y a la inyección de toda clase de sueros.
Pero para su sorpresa, el enfermero no viene armado con ninguna hipodérmica sino que comienza a desatar su camisa de fuerza a toda prisa.
-Es nuestra única oportunidad de salir de aquí –le dice, mientras lo arrastra hacia la puerta.

Debilitado luego de haber sido reiteradamente sometido a los tratamientos con el Ortocorrector de Mentes, Strokes descansa tumbado en un sofá de la corrala. Belén Gache y Blend Layers le cuentan cómo alguien se ha llevado la carcasa, los resortes y tornillos y los discos duros de AI-Halim.
-Por suerte, hemos podido evitar que encontraran éste – dice la poetisa, extrayendo un disco duro con lectura laser de dentro de un frasco de galletas.
¿Acaso puede ver un extraño brillo en la mirada de Strokes? ¿Quién podría afirmarlo?
El ingeniero está tan agotado que no tarda en caer en un profundo sueño. Durante la noche, habla dormido. Belén Gache, quien por el contrario, no logra conciliar el sueño, puede escucharlo desde la habitación contigua:
-…desviada luz poca que pareció tanta  vecina, que yace en ella la robusta encina cual mariposa en cenizas desatada…
Sin duda, incoherentes devaneos.

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