Hasta la Victoria, siempre

Filed under: Ficciones y microficciones | Tags: | enero 10th, 2011
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En su casa de verano, en la pampa bonaerense, Victoria Ocampo toma el té con Rabindranath Tagore. Están en el jardín perfumado por las madreselvas y repleto de  palmeras, magnolias, jazmines del cabo y gardenias. Él está sentado en un sillón de mimbre con su turbante. Ella está recostada sobre el césped, a sus pies, escribiendo en su cuaderno. Están tomando Earl Grey con doble bergamota. Un juego de té de porcelana china está ubicado en una bandeja de plata, sobre el sillón, junto al poeta bengalí. Él la ha llamado a Victoria “Vijaya” y le ha dedicado el libro de poemas Purabi. Ella aparta su taza de té y mordisquea la punta de su lápiz. Está escribiendo un ensayo titulado Tagore en las orillas del Río de la Plata. Aunque puede que le cambie el título y finalmente lo nombre Tagore en las barrancas de San Isidro. Y todo sería fantástico de no ser por esos enormes mosquitos tan molestos y porque la criada paraguaya le ha puesto al té, quizás, demasiada bergamota.


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