Loterías

La lotería de Babilonia, cuento escrito por Jorge Luis Borges a comienzos de la década de 1940, describe la evolución del juego en aquel reino. Al comienzo, como en las loterías que conocemos, la institución solamente premiaba con dinero a los números ganadores del sorteo. Luego, quienes la regenteaban pasaron a interpolar entre los “premios” algunas suertes adversas. Así, quienes jugaban podían tanto ganar como perder capital. Pronto, pérdidas y ganancias no fueron solamente pecuniarias sino que involucraron acontecimientos en la vida de los jugadores. Los regentes pasaron a denominarse “la Compañía”, entidad que (compuesta por magos, astrólogos y espías) se vio envuelta en la intriga y el secreto. La Compañía finalmente se arrogaba el derecho de decidir el destino de todos los hombres (felicidades, desgracias, fortunas, mutilaciones, cárcel, hasta la muerte). Así, la vida en Babilonia se organizaba en torno al riesgo y la incertidumbre sobre lo que la Compañía decidiera. Pero, ¿existía realmente esta Compañía?  El narrador se contesta: es indiferente afirmar o negar la realidad de esta tenebrosa corporación porque la lotería de Babilonia (como la vida) no es otra cosa que un infinito juego de azares.