Rudolf, el reno inadaptado

Filed under: Scrapbook | Tags: | diciembre 18th, 2011
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Los renos de Navidad son los ocho ciervos voladores que tiran del trineo de Papá Noel y le permiten entregar sus regalos en la noche del 24 de diciembre  Su origen puede hallarse en el poema  “The Night Before Christmas”, publicado anónimamente en 1823, texto en gran medida responsable de la imagen de Santa Claus que tenemos desde mediados del siglo XIX hasta hoy. Allí se establece la manera en que él va vestido, su rutina de entregar juguetes a los niños la noche previa a la Navidad, el hecho de que descienda por las chimeneas para dejar sus paquetes evitando ser visto por los niños, su forma de transporte y el número y nombre de cada uno de sus renos: Donner (Trueno), Blitzen (Relámpago), Vixen (Bromista), Cupid (Cupido), Comet (Cometa), Dasher (Alegre), Dancer (Bailarín) y Prancer (Saltarín). Posiblemente el número de renos esté relacionado con una leyenda de la mitología escandinava según la cual el dios Odín montaba un caballo de ocho patas. Como fuera, a estos ocho renos se les unió, en 1939, un noveno: Rudolf, el reno de la nariz roja. Rudolf nació en una historia concebida por Robert May, un empleado de la cadena de tiendas Montgomery Ward, la cual todos los años regalaba un libro de cuentos a los niños para Navidad. La firma le encargó a May que redactara un cuento infantil para el libro de ese año. Según la historia (que en 1964, con algunas variantes, fue convertida en una popular animación aireada como especial de Navidad por la cadena NBC), Rudolf es un reno del cual todos se burlan debido a que tenía una nariz grande, roja y brillante. Desplazado, experimenta una serie de eventualidades, entre ellas, un viaje a la Isla de los juguetes inadaptados, donde viven los juguetes raros que ningún niño quiere. Sin embargo, decide volver a su hogar justo una noche de Navidad en la que se avecina una fuerte tempestad y una espesa niebla, al punto de que Santa decide suspender la entrega de regalos. Pero Rudolf  se ofrece a alumbrar el camino con la luz de su nariz roja y así, pueden repartir los juguetes para todos los niños del planeta. Pero como Rudolf les había prometido a los juguetes inadaptados que iría a rescatarlos, en realidad, los juguetes que reparten esa noche son los que ningún niño quiere. Esa es la parte de la historia que nunca entendí mucho.


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