Outstanding pets

Filed under: Scrapbook | Tags: | diciembre 6th, 2010
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Sabido es que los egipcios, impresionados por la belleza de los gatos, realizaban pinturas y esculturas con sus imágenes. Pero además, adoraban a la diosa gata Bastet, divinidad de la fertilidad y la luna. Los egipcios no fueron los únicos en adorar gatos. En Tailandia, los gatos siameses eran sagrados y, en la mitología noruega, la diosa Freya andaba en un carruaje tirado por felinos blancos. A la Iglesia católica, sin embargo, no le gustaban los gatos y los asociaba con el paganismo, la brujería y el demonio. En 1484, el l Papa Inocencio VIII conminó a la Inquisición para que quemara en la hoguera no sólo a los gatos sino a todos aquellos que los quisieran. Lo único que consiguió fue que, ante la ausencia de felinos, la población de roedores en Europa creciera desmedidamente y deviniera la peste bubónica. En la era victoriana, dado que a la reina Victoria le fascinaban estos animales, cayeron nuevamente en gracia convirtiéndose en inspiración y tema de escritores, artistas plásticos y hasta filósofos.

Con respecto a los perros, durante la Edad media los mismos eran temidos porque las jaurías salvajes atacaban las ciudades y los pueblos. Esto dio lugar a una serie de supersticiones incluidas la leyenda del hombre-lobo. Sin embargo, algunos perros acompañaban amistosamente a las personas en sus quehaceres cotidianos e incluso ayudaban a los santos católicos. Cuando San Roque deambulaba por Europa cuidando a los enfermos de peste, su perro se dedicaba a lamer las heridas de las víctimas hasta curarlas. En realidad, los supuestos milagros del Santo se debían a la cualidad antiséptica de la saliva de su perro. El mismo San Roque, que terminó por contagiarse, fue curado por el can, motivo por el cual hoy es representado con un perro lamiéndole la cara.

Pero posiblemente el principal ícono de devoción canina de la edad moderna sea Laika, la perra astronauta. Laika, que fue enviada al espacio dentro del Sputnik II, murió poco después del despegue, presumiblemente, a causa del stress. A penas esto cobró conocimiento público, varios grupos protectores de los derechos animales protestaron frente a embajadas soviéticas. En el Reino Unido, por ejemplo, la Liga Nacional de Defensa Canina pidió que los dueños de perros guardaran un minuto de silencio en su honor. La URSS, con cierto remordimiento, imprimió un sello con el retrato de Laika en su honor.


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