En el Prado, las noches de luna

Filed under: Scrapbook | Tags: | diciembre 4th, 2010
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El principal encanto del Museo del Prado, a mi criterio, está dado por el componente negro de sus pinturas. Y no me refiero sólo a las pinturas negras de Francisco de Goya, plasmadas en la Quinta del Sordo, con sus enfrentamientos civiles, sus alucinantes romerías y tertulias, sus monstruosos viejos, sus brujas y demonios. También está allí El jardín de las Delicias, el tríptico del Bosco, lleno de atemorizantes animales híbridos y plantas antropomorfas. Y también está la serie de Nastagio degli Onesti, de Sandro Botticelli. Este se basó para realizar las pinturas de esta serie en la octava novella de la quinta jornada del Decamerón de Boccaccio, denominada «El infierno de los amantes crueles». Se trata de imágenes de un bosque donde una mujer es perseguida, atacada y muerta por un jinete. Ella resucita cada vez y él vuelve a matarla y esto sucede así eternamente. La mujer es víctima de una maldición en castigo por haber desdeñado a su novio.

Me gusta ir al Prado sobre todo de noche, en especial, las noche de luna llena cuando nieva (de 18 a 20 horas, además, la entrada es gratuita). Me quedo mirando, por ejemplo, al Gran Cabrón en su ronda de aprendices de hechiceras o cualquiera de los paneles del Jardín de las Delcias (paraíso, vida terrestre o infierno). Existe un mito que establece que si uno mira fijo esta pintura durante más de tres minutos, se vuelve loco. Pero este no es únicamente otro mito urbano. Al menos, en algunos libros de historia de España se especula con que esto fue lo que podría haberle sucedido a Felipe II, que la tenía colgada en su habitación.


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