La Máquina de los sueños

Filed under: Scrapbook | Tags: | agosto 19th, 2011
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William Burroughs haciendo uso de la Máquina de los sueños

En la década del 50, Brion Gysin anotó un día en su diario la siguiente experiencia: “Hoy tuve una experiencia dada por una tormenta de visiones coloreadas cuando iba a Marsella en autobús. Íbamos por una carretera bordeada por árboles y yo cerré mis ojos mientras el sol caía en el horizonte. Una sobrecogedora marea de intensos y brillantes colores explotó sobre mis párpados, como un calidoscopio multidimensional girando en el espacio. Me sentí trasladado fuera del tiempo. La visión concluyó abruptamente cuando pasamos los árboles del camino. ¿Acaso fue una visión lo que experimenté? ¿Qué era lo que me había sucedido?” Años más tarde, encontraría la respuesta en un libro que su amigo William Burroughs le había prestado, The Living Brain (El cerebro viviente), escrito por el Dr. W. Grey Walter, un neurólogo que estudiaba las ondas cerebrales y que planteaba que las luces fluctuantes alteraban la actividad no solamente el cortex visual sino del cerebro en su totalidad. Con la colaboración del matemático Ian Sommerville, Gysin decidió construir una máquina capaz de reproducir el centelleo de luces que había experimentado camino a Marsella. Fue así como nació la Máquina de sueños, un cilindro productor de visiones intensamente placenteras, capaces de relajar al espectador al punto de llevarlo a un particular estado de “iluminación”. Se trataba de un dispositivo flasheante y estroboscópico que producía estímulos visuales. La máquina estaba pensada para “ser observada” con los ojos cerrados. Los flashes de luz estimulaban el nervio óptico y alteraban las oscilaciones eléctricas del cerebro. El observador experimentaba patrones de color cada vez más brillantes, aun cuando sus párpados permanecieran bajos. Estos patrones se convertían en formas, símbolos e incluso verdaderos mandalas y el usuario se veía rodeado de colores, ingresando en un estado hipnótico. Tanto Gysin como su amigo Burroughs experimentaron largamente con la máquina, a la cual Timothy Leary llamó “el más sofisticado dispositivo neurofenomenológico nunca antes construido.”


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