El falso gato de Felipe II

El falso gato de Felipe II estaba cazando ratones por los rincones del Escorial cuando el rey se dio cuenta de que había perdido uno de sus tantos anillos de oro. El rey dijo: “Seguramente, se lo ha tragado ese gato. Abridle la barriga”. Todos los sirvientes de palacio comenzaron a perseguir al falso gato que se metió en la biblioteca y se escondió detrás de un ejemplar miniado de Las Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio, permaneciendo allí por el resto del día. Esa noche, cuando se preparaba para acostarse, Felipe II se dio cuenta de que se había dejado su anillo junto a su dentadura postiza y reflexionó: “Mañana, cuando me despierte, les daré la orden a mis sirvientes para que dejen de perseguir al gato”. A la mañana siguiente, sin embargo, se olvidó de hacerlo. Pero todos estaban muy ocupados con la crisis de Aragón, así que ya nadie se acordaba del gato.