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La invasión de las langostas mecánicas
Filed under: Ficciones y microficciones | Tags: | enero 16th, 2011
Cuando el pequeño Enrique salió aquel atardecer a la puerta de su casa, pudo ver cómo el cielo se cubría con una oscura nube de insectos. ¡Las langostas!, oyó gritar a su madre. Pero en lugar de guarecerse en el interior de la casa, continuó mirando el cielo, extasiado. Sabido es que las langostas atacan en bandadas y que devoran todo lo que encuentran a su paso: hojas, flores, corteza, tallos, frutos y semillas de todas las plantas, sean estas de arroz, maíz, sorgo, caña de azúcar, cebada, algodón, árboles frutales, hortalizas, pastos pinos o bananos. La cuestión es que el cielo se puso completamente negro y un insoportable chirrido de batir de alas inundó el aire. Sin embargo, cuando se esperaba ver a las langostas devorarlo todo, estas comenzaron a caer inesperadamente al suelo, como muertas. Enrique corrió hacia ellas y tomó una con su mano. Entonces pudo ver que se trataba de un insecto mecánico: en su estómago había un orificio del que sobresalía una llave de cuerda. La giró varias veces y la langosta agitó nuevamente sus alas de metal. Levantando vuelo, se perdió detrás de los maizales.