El auténtico espacio del mundo

El movimiento espacialista surge a comienzos de la década del 50, en el contexto de la postguerra y coincidiendo con el nacimiento del expresionismo abstracto. El espacialismo buscaba liberar a la pintura de todo contenido formal o ilusionista e investigaba las posibilidades del espacio de la pintura. Sus piezas se caracterizan por ser monocromos, en cuyas superficies, los artistas realizaban acuchillados, tajos o agujeros buscando conectar los lienzos con el espacio real que los circundaba. Pero, más allá de esto, lo que el espacialismo deja son una serie de manifiestos en los que teoriza sobre su postura estética. El célebre Manifiesto blanco, de Lucio Fontana (publicado en Buenos Aires, en 1946), plantea que “vivimos la edad de la mecánica” y que “el descubrimiento de nuevas fuerzas físicas y el dominio sobre la materia y el espacio, imponen gradualmente al hombre condiciones que no han existido en toda la historia. La aplicación de esos hallazgos produce una modificación en la naturaleza del hombre. El hombre toma una estructura psíquica diferente.” Para Fontana, el trabajar con “cartón pintado y yeso modelado ya no tienen sentido”.
Luego vendrán el Primer Manifiesto del Espacialismo (Milán, 1947, firmado por Kaisserlian, Joppolo, Milani y Fontana) y, posteriormente, otros manifiestos más. En ellos, los artistas señalaban, por un lado, que su poética de tajos se constituía como una ruptura con los límites impuestos por los usos, las costumbres  y la tradición. Pero, por el otro, a partir de un nuevo concepto de espacio dado por el hecho de que “el hombre, hoy, vuela con técnicas nuevas que superan a las más encendidas fantasías de los años pasados, y alcanza otros cuerpos en el espacio e indaga en dimensiones hasta ahora no experimentadas”, planteaban la necesidad de crear “un nuevo arte para la nueva era”: un arte cuya meta era mostrar “el auténtico espacio del mundo”.
En 1962, Fontana emite a través de la televisión, su VI manifesto del movimiento spaziale per la televisione. En él, anuncia: “Nosotros, los espacialistas, emitimos por primera vez al mundo, a través de la televisión, nuestras nuevas formas de arte”. Para los espacialistas, “la televisión es un medio que esperábamos como complemento de nuestros conceptos”, “las conquistas de la técnica, desde ahora, estarán al servicio del arte que nosotros profesamos”.