Éste es el último contacto de Al Halim X9009, de la firma Kanazawa. Los enunciados del robot se reciben entrecortados, ciclóteos, esquizoides. Algunos son sumamente desalentadores: “Hemos perdido la Tierra. Hemos sido derrotados por nuestros propios sueños”. Algunos, desde la propia perspectiva del robot, son incluso triunfantes: “El dolor me ha hecho hombre. Finalmente, he aprendido a llorar.” Algunos no poseen el menor sentido: “Daisy, Daisy, give me your answer, do, I’m half crazy all for the love of you.” Y entre todas esas frases inconexas, las coordenadas de la resistencia terrestre: 40.385053, -3.713956.
Luego, el silencio. Al no ser capaz de actualizarse ni de operar dado que sus retro-compatibilidades han sido invalidadas, sus funciones se han anulado definitivamente. AI Halim, el robot perspicaz e indagador, ha muerto. Pero mi corazón sigue palpitando en su interior.