A partir del ataque sufrido, los rinocerontes lunares han optado por cambiar sus rutas habituales. Aun así, el gato cuántico, que ha recorrido con ellos largos trechos, los sigue utilizando para orientarse y llegar a destino, uniéndose a sus caravanas. Junto con los rinocerontes lunares, esos unicornios cósmicos, el gato y yo partimos rumbo al norte, de los montes Pirineos hasta la ciudad de Arkham.
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