Meditando en tiempos de emergencia

Hasta el momento, mis esfuerzos por tratar de contactarme con el comandante Aukan han sido infructuosos. ¡Tantas preguntas se agolpan en mi mente! ¿Por qué lo acusan los campesinos lunares de haberse vuelto un dictador y un déspota? ¿Por qué no actúa intentando ponerle un freno a las bandas de niños metrofóbicos lideradas por Domingo de Ramos? ¿Cómo es posible que haya prohibido la circulación de libros en los campos de corazones, que ahora deben circular clandestinamente entre los poetas? Me es muy difícil creer que la esencia revolucionaria de Aukan haya mutado.  ¡Ni más ni menos que Aukan, quien decidió quedarse en la luna pretendiendo promover el espíritu de revuelta y sedición a lo largo y ancho del satélite! Dudar de los procesos revolucionarios era para el comandante como dudar de su propia existencia.
Una vez más, activo el  ECC (Equipo de comunicación centralizado) que me entregó el propio Aukan, que en algún momento formó parte de los suministros tecnológicos de la Selena 47 y que siempre llevo en mi muñeca. Es la única manera que tengo de contactarlo. Sin embargo, mis insistentes llamados sistemáticamente quedan sin respuesta.


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