Mucho debe temer aquel a quien muchos temen

Un nuevo anónimo. Esta vez, se me ordena que realice determinadas acciones si no quiero que mi encuentro con el comandante le sea comunicado al Khan. Una vez que se hayan retirado todos los trabajadores, debo dirigirme  al área de la Biblioteca que está en refacciones y a la cual todos tenemos vedado el paso. Una vez allí, encontraré “un objeto” que debo recoger. Luego, debo llevar este objeto a la Torre de los Cerrojos y colocarlo bajo una piedra suelta que encontraré en la parte inferior de la muralla. Mi primera reacción es resistirme. Un severo castigo me espera si soy descubierta en la zona prohibida. Pero por otra parte, si el Khan se entera de que aun tengo contactos con el comandante, sospechará que estoy confabulando con los campesinos lunares y me expongo al destierro.
Cuando todos se han ido, me dirijo a la zona en refacción. Todo está allí cubierto de escombros y en varias de las instalaciones aun se registran las quemaduras producidas por el incendio. Por un agujero del techo caído penetra la luz de las estrellas. Allí, entre las ruinas, encuentro una caja. Se me han dado claras instrucciones de que no debo “analizar el objeto” sino “solo trasladarlo” pero mi curiosidad puede más y abro la caja: ¡los meñiques cortados de los funcionarios Wa!
Con gran temor, me dirijo hacia la Torre de los Cerrojos bordeando el perímetro del Oceanus Procellarum y dejo la caja bajo la piedra, tal como se me ha indicado.


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