Belén Gache


Luna India

Luna India

Luna India

Novela

Primera edición: Buenos Aires, Editorial Planeta, 1994

Segunda edición: Madrid, Sociedad Lunar, 2019


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Poster promocional de Editorial Planeta para la primera edición, 1994

 

25 años de Luna India

 

Al cumplirse los 25 años de su publicación, se lanza esta segunda edición respetando el original de la autora.

 


Prólogo a la segunda edición

 

Luna India se publicó por primera vez en 1994, luego de haber sido seleccionada en el primer Premio Planeta-Biblioteca del Sur (1992) y pronto se vio convertida en el retrato paradigmático de la posmodernidad cosmética del Buenos Aires de finales de los años 80. Hoy, con motivo de cumplirse 25 años de aquella fecha, se publica esta segunda edición respetando el original que constaba de textos e imágenes que en aquel entonces fueron descartados.
La novela presenta la vida de Asia, una chica que vive en un destartalado departamento de un ambiente de la calle Reconquista, en pleno centro de Buenos Aires, dividido en dos por un sofá de cuero amarillo. Pasa sus horas, sola, con sus amigas o con sus amantes, deambulando por la ciudad. Pero algo anda mal en su vida: no sólo su insulso e inestable trabajo en una galería de arte, no sólo sus relaciones siempre insípidas y superficiales, sino el mismo mundo carente de sentido en el que habita. En la época del fin de las grandes narrativas y metarrelatos, de la indiferencia de lo mismo, del “efecto de superficie” deleuziano, de la fragmentación, Asia puede pasarse las horas eligiendo una blusa en el Drugstore, contemplando un catálogo de arte contemporáneo o petrificada por la impresión que le causan los agujeros negros del cosmos, intentando sobrevivir a la alienación y al vacío de sentido que la rodea, con una elegancia letal y un cinismo inquietante.


Página 12, 1994


En la novela, escrita en primera persona, Asia retrata su mundo en una serie de momentos presentes ante la imposibilidad de concebir un futuro y ante un pasado que aparece únicamente como nostalgia de lo perdido. Se trata de un texto nihilista y autorreferencial que comparte ciertas características con la novela posmoderna y la antinovela de los años ´60, en tanto mezcla géneros como la ficción y el ensayo, trabaja una palabra en situación enunciativa, aparece lo no dicho como motor de la escritura y utiliza referencias al mundo cultural que le sirve de contexto. En su espíritu de época, se relaciona especialmente, como señaló en su momento la crítica, con la novela de la llamada “generación X”, propia de los escritores que nacidos en los años 60 y que se distingue por presentar personajes faltos de creencias firmes, en un mundo artificial y autodestructivo.

Rodrigo Fresán, Belén Gache, Juan Forn (los tres, autores de la “Biblioteca del Sur” de editorial Planeta), Daniel Guebel y Boris Izaguirre como moderador, Casa de América de Madrid, Madrid, 12 de marzo de 1997.
Luna India fue presentada en Casa de América de Madrid, en la Universidad Autónoma de Madrid y en la Universidad de Salamanca, en marzo de 1997


El texto de la primera edición conservó una serie de citas intertextuales de revistas culturales de la época -Art Forum, Flash Art- pero el texto original incorporaba varias entradas teóricas de crítica de arte e incluso imágenes de obras de artistas como Tony Cragg, Richard Long y Bill Woodrow -los tres, representantes de la “Nueva escultura inglesa”, en los años 80-, que fueron quitadas por criterio editorial. Según Planeta, los textos críticos rompían la narración y las imágenes traían problemas por cuestiones de derechos de autor. Y eso, a pesar de lo dificultoso que podría ser advertir que se estaba violando el copyright al no existir por aquel entonces la web.


Revista La Maga, Diario Clarín y revista Página 30, 1994


Es muy difícil imaginar hoy, para quien no lo haya vivido, lo que era el mundo sin Internet y qué hablar ya sin PCs. Escribí la novela en 1991, en una Amiga 500 y en épocas previas a la World Wide Web, que aparecería recién a finales de 1993. Luna India fue, posiblemente, una de las primeras novelas escritas en ordenador – con todas las implicaciones que conlleva el haber sido concebida en un procesador de textos en lugar de una máquina de escribir-. En aquel entonces, los originales se entregaban mecanografiados o en copia impresa a las editoriales y aún varios años después, se seguiría entregando el “manuscrito” impreso, pero ya con el agregado de una copia digital en disquete.

Entrevistas en programas literarios en televisión, (Los siete locos, Arte Canal, CVN) Buenos Aires, 1994

Desde una perspectiva histórica, el texto de Luna India tiene el interés agregado de reflejar una serie de novedades tecnológicas -que a día de hoy se han convertido en vintage- en una época clave que precedió al drástico cambio digital que sobrevendría en los años siguientes a su publicación. Allí se mencionan vídeos (video clubes de VHS, videograbadoras, videojuegos), canales de televisión por cable, cámaras de foto y teléfonos analógicos, proyectores y carretes de diapositivas, discmans, walkmans, máquinas flipper y, sobre todo, como mencionaba anteriormente, las home computers (aún no habían llegado a los hogares las PC y los ordenadores que reinaban eran los Amiga, Commodore 64 o Spectrum) y las nuevas tecnologías de escritura, los word proccesors, que recién comenzaban a estar al alcance del público.
La novela también refleja el Buenos Aires de aquella época postdictadura, paradójico, cosmopolita, migrante, caótico, con sus veredas rotas y los omnipresentes pozos realizados por el cambio de tendido de cables telefónicos en toda la ciudad, los constantes cortes de luz, la anarquía del tránsito. Aun así, una Buenos Aires que nunca volvió a ser la misma y que poco tiene que ver con la ciudad de hoy.
El título “Luna India” respondía a una obra de Tony Cragg, una escultura hecha con fragmentos de residuos de plástico amarillo encontrados que, en su artificialidad, futilidad y fragmentación conforman la figura de una enorme media luna. Una luna que entra en contraste con aquella del idealismo romántico y símbolo poético por antonomasia.
Los fragmentos de la luna de Cragg reflejan el mundo de Asia, en una era caracterizada por identidades inestables, múltiples, híbridas, frágiles, fragmentadas. Una fragmentación que, en cuanto a la construcción de la novela, se presenta a su vez como resistencia a las grandes narrativas modernas y a sus patrones de linealidad, causalidad e identidades únicas.



Arriba: escribiendo Luna India en Amiga 500, 1991. Abajo: comenzando la segunda novela, 1993