Belén Gache

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  Manifiestos Robots: ¡Sobrevive! ¡Lucha! ¡Libérate!

 

Texto para la presentación de la obra Manifiestos Robots, por Belén Gache. 2009.

 

En los Manifiestos Robots convergen básicamente dos ideas. La primera refiere a la confrontación humanos vs. máquinas y la potencial rebelión de estas últimas. En 1872, Samuel Butler escribió su novela Erehwon (palabra que, deletreada al revés, significa “nowhere”). Erehwon era un país de ficción situado en una isla del Pacífico Sur y en donde las máquinas estaban prohibidas porque se temía que, de acuerdo a las teorías de la evolución darwinianas (que la sociedad victoriana comenzaba a aceptar en aquella época), estas terminaran desplazando al ser humano en su supremacía sobre la Tierra. La novela incorpora una suerte de manifiesto neo-ludita, El libro de las máquinas, en donde Butler reflexionaba sobre el hecho de que estos aparatos (criaturas que los mismos humanos estaban creando y alimentando día tras día con nuevos mecanismos de auto-rregulación y autonomía) no tardarían en generar conciencia propia. “¡Su intelecto pronto nos superará y ellas nos esclavizarán!”, advertía Butler. Su texto termina con un claro mensaje: ¡Destruid todas las máquinas! Un radical cambio de paradigma ocurriría, sin embargo, entre esta arenga de finales del siglo XIX y el fin de la Gran Guerra. En 1920, nos encontraremos por ejemplo con otro texto clave, RUR, Rossum Universal Robots (hoy famoso por ser considerado el primero en el que aparece citada la palabra “robot”). En RUR, el mundo ha devenido un lugar cuya  economía está basada en la labor de robots, obligados a trabajar hasta el límite de sus posibilidades. A tal punto son explotados que comienzan a rebelarse contra los humanos. El mensaje que darán los robots esclavos en su revuelta es claro: ¡Matad a todos los humanos!

La segunda idea que converge en los MR se configura como un comentario hacia el género “manifiesto”. Aquí, los poemas se apropian de la retórica de la propaganda política a fin de interrogar los discursos hegemónicos. La política, a nivel mundial, pareciera hoy dedicarse a practicar una retórica estructurada en base a fórmulas más o menos enfáticas, más o menos demagógicas, sin contenidos específicos. Su función principal parece ser la de generar clichés lingüísticos cuya única meta, al igual que los virus, es simplemente reproducirse a sí mismos. Respecto a los MR, hay algo de dramático en estos robots que declaman consignas; hay algo de conmovedor en estas máquinas que pretenden inútilmente persuadir, movilizar, contagiar pasiones emulando a los humanos en su agón, sus luchas, sus miserias.  Sus textos se encuentran en la frontera entre la arenga y la repetición mecánica, entre la utopía y el lugar común, entre el espíritu revolucionario y el timo. Su urgencia, su afán de manipular al otro, su fuerza ilocutiva contrastan con su gratuidad, su sinsentido e incoherencia semántica.
Los MR son una serie de poemas procesuales y aleatorios compuestos por máquinas a partir de programas de computación y sistemas de búsquedas en la red. Están construidos a partir de estructuras verbales fijas correspondientes al género del discurso político y están concebidos igualmente para ser declamadas por máquinas (concretamente, por el procesador IP Poetry (2004), programado para realizar búsquedas en Internet y luego verbalizarlas valiéndose de un sistema de fonemas pregrabados). Herederos de las estrategias de las vanguardias y neovanguardias, su aleatoriedad se entronca con los poemas dadá (a partir, por ejemplo, de la receta de Tristan Tzara para componer poemas), los cut-ups de William Burroughs, los experimentos del Oulipo, los generadores automáticos de textos de la poesía digital. Por su parte, con los métodos de composición procesuales, desde Raymond Roussell hasta Jackson McLow, desde Gertrude Stein hasta los scores de Fluxus. Estos poemas cuestionan tanto la noción de autor como la idea de un referente trascendental y metafísico, más allá de los signos. Para los MR el poema es un mero espacio gramático en el que el lenguaje se despliega. Como señalaba Jacques Derrida en su libro De la Gramatología, nada podremos encontrar más allá del texto.
Mientras que el modelo de poesía romántica buscaba liberar en su creación , según la definición de William Wordsworth, “el flujo espontáneo del poder de la emoción”; mientras para el poeta moderno, en tanto sujeto moderno, la enunciación lleva aparejada las ideas de identidad, expresión, intención, autoconciencia, voluntad, emoción, cuerpo y deseo, el poeta contemporáneo ha comprendido que no somos nosotros quienes utilizamos las palabras para expresarnos sino que son las palabras las que nos utilizan a nosotros como medio, a fin de reproducirse. En este sentido, ya Italo Calvino reconocía, en la década del 60, la importancia que había tenido para él entender al lenguaje como máquina y al mismo escritor igualmente como máquina. En última instancia, decía, todo escritor es una máquina que opera colocando una palabra tras otra siguiendo reglas predefinidas, códigos, instrucciones adecuadas. 
Los MR fueron presentados originalmente en la 7ma Bienal de Porto Alegre (2009),  en el marco de Radiovisual- Alrededor de 4’33”, programa que, a lo largo del evento, difundía piezas sonoras creadas por varios artistas invitados. Desde entonces, han sido presentados en diferentes encuentros y festivales de arte sonoro.

Belén Gache.