Belén Gache

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  Escribir y leer el mundo

 

por Belén Gache

 

El verse verse de la escritura

Que un escritor se pregunte acerca de la escritura constituye una acción autorreflexiva y tautológica. Se trata de algo así como el “verse verse” (1) del cogito cartesiano en el que el sujeto transitivamente se capta a sí mismo como el origen del pensamiento. En el “verse verse” de la escritura, el texto reflexiona sobre sí mismo y se convierte en meta-escritura. A lo largo de la historia de la literatura, muchos son los escritores que se han detenido de manera explícita en esta dimensión “meta” del acto de escribir. El Quijote constituye un texto paradigmático. ¿Quién escribió realmente el Quijote? ¿Miguel de Cervantes? ¿Un historiador musulmán? ¿Un traductor bastante mentiroso y poco fiable? ¿Se trata de un texto apócrifo? En el Quijote, a la temática de la escritura se une la de la lectura: la lectura del texto, la lectura del mundo y las imprecisas fronteras entre la ficción, la realidad, la locura.

         Estos temas, ya tratados desde hace siglos, cobran especial auge en la segunda mitad del siglo XX, donde encontramos una profusión de ejemplos: Jorge Luis Borges, Italo Calvino, Julio Cortázar, Alain Robbe-Grillet, George Perec; incluso de diferentes líneas estéticas como la poesía conceptual, el concretismo, la poesía del lenguaje. Además que desde la literatura,  sobre los actos de escribir y de leer se ha especulado largamente desde la hermenéutica, la filosofía del lenguaje, el postestructuralismo, el posmodernismo, la deconstrucción. De hecho, la misma idea de “deconstrucción” implica una particular práctica de lectura de la realidad, una forma crítica de entender el mundo.

Lecturas

La hermenéutica moderna, nació de la exégesis bíblica, del estudio y lectura de los libros sagrados. Luego, esta disciplina adoptó una perspectiva predominantemente filosófica y, en la década de 1920, Martin Heidegger le dio un nuevo giro en su Ser y Tiempo (2002)  convirtiéndola en el estudio de las condiciones de posibilidad de comprensión de la misma existencia humana. El siglo XX ve sucederse diferentes consideraciones acerca de la lectura y la escritura. Marcel Proust,  por ejemplo, decía que cada lector, mientras estaba leyendo, era más el lector de sí mismo que de un libro (1993). Jacques Derrida, por su parte, cuestionaba la noción tradicional según la cual la lectura de un texto debía develar una supuesta interpretación “correcta” del mismo (1967). Ya no se trataba de una lectura autorizada a partir de la cual se cerraba un sentido único derivado de las intenciones del autor. Derrida descreía de un leer “verdadero” que sólo podía surgir de una ilusión metafísica buscando un sentido “detrás de” o “más allá” del texto. La comprensión humana es múltiple y contingente y se hace posible a partir de la relación de los signos con otros signos, en una red de evanescencia sin fin. Así, nuestra relación con las palabras de los otros (por ejemplo, en la lectura), estará siempre basada en la incomprensión y en la diseminación de sentidos.

Este tipo de reflexiones hermenéuticas se suceden también desde otros ámbitos. Por ejemplo, desde las artes visuales. En El mito trágico del Ángelus de Millet, su famoso artículo de 1938, Salvador Dalí planteaba en la revista surrealista Minotauro su método paranoico-crítico que tanto interés despertó en el joven médico psiquiatra Jacques Lacan. Lacan había entendido inmediatamente que la postura de Dalí respecto a la paranoia se relacionaba estrechamente con la suya y que ambas se oponían a las teorías aceptadas unánimemente por la psiquiatría de la época.  La paranoia, tanto para Dalí como para Lacan, era un proceso activo, con una dimensión fenomenológica concreta. Todo momento de la interpretación era ya de por sí un acto alucinatorio. Para ambos existía un claro paralelo entre interpretación y alucinación.(2)

Este concepto estará claramente presente, por ejemplo, en la obra de René Magritte. De su análisis se encarga otro filósofo: Michel Foucault (1973). Este  analiza la pintura Esto no es una pipa remarcando la manera en que el lenguaje busca engañosamente convertirse en lo que representa. Magritte intenta romper la ilusión mostrándonos dos cosas: que designar y dibujar no son acciones intercambiables y, aún más importante, que ni detrás de las palabras ni detrás de las imágenes hay pipa alguna porque la realidad se escapa siempre detrás de los signos.

Este tipo de reflexiones de las artes visuales se encuentra también en la línea poética que se rastrea desde Raymond Roussell hasta Marcel Duchamp. Estrategias como el uso de homófonos y de diferentes juegos formales se presentan como el equivalente lingüístico a la aplicación, en el terreno visual, del método paranoico-crítico que planteaba Dalí. Las clases de juegos de palabras, los enigmas, las criptografías, las “dobles entradas” utilizados por estos artistas y escritores apuntan a un cuestionamiento sobre el sentido, sobre la interpretación y sobre el alcance de los signos.

Escrituras

La escritura accede a una pluralidad de sentidos que le son vedados al habla, al permanecer esta prisionera de la temporalidad irreversible del sonido. El sentido, en la escritura, puede surgir de experiencias no lineales, reversibilidades, recurrencias, laberintos, estructuras en abismo, etcétera.
Reivindicando estas posibilidades, Jacques Derrida  plantea la potencialidad de las escrituras ideogramáticas, de las escrituras multimediales e, incluso, del fin del libro tradicional en el proceso de deconstrucción de los sentidos establecidos (1967). Según él, si uno comienza a escribir sin renglones, por ejemplo, pronto comenzará también a leer de acuerdo con una organización espacial diferente. “Si comenzamos a escribir diferente, leeremos diferente y comprenderemos diferentemente nuestro mundo”, sostiene Derrida en De la Grammatologie.(3)

Tanto desde las artes visuales como desde la poesía se han planteado recurrentemente diferentes tipos de escrituras ilegibles, crípticas, codigales, acodigales, escrituras consideradas verdaderas y escrituras consideradas falsas. Pero ¿es que acaso se puede hablar de la “verdad” de una escritura?, ¿qué es lo que determina que el sentido del mundo aparezca como por arte de magia detrás de determinados trazos? La posibilidad de codificar signos da lugar a una serie de pares de opuestos y los pares sentido-sinsentido, legibilidad-ilegibilidad, desciframiento-secreto de las formas escriturarias tienen su correlato en el sentido-sinsentido, legibilidad-ilegibilidad, desciframiento-secreto del mundo.

Lenguaje y poder

En su cuento El idioma analítico de John Wilkins (1974), Jorge Luis Borges menciona a la enciclopedia china titulada Emporio celestial de conocimientos benévolos. En sus páginas está escrito que los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (1) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas. En el prólogo de su libro Las palabras y las cosas (1984), Foucault retoma el texto de Borges sosteniendo que este sistema de categorías es tan válido como cualquier otro, ya que el cerebro humano vive atrapado tras las rejas del lenguaje. Estas “rejas del lenguaje” determinan nuestra manera de comprender el mundo, estableciendo a partir de qué espacio de identidades o diferencias distribuimos, reconocemos y nombramos las cosas a nuestro alrededor. Desde el pensamiento norteamericano, el escritor William Burroughs  planteaba lo mismo de otra manera: el ser humano se ha enfermado con el virus del lenguaje (2009). El lenguaje ejerce su control sobre los seres humanos, encerrándonos en patrones de percepción y pensamiento convencionales y reproduciendo sistemas de micro-control social. En todos los casos, para imponer el significado a las palabras (y a las cosas), de lo que se trata es de conocer los mecanismos del poder y su consecuente reflejo en el lenguaje. Y esto lo dice otro filósofo con forma de huevo: Humpty-Dumpty. Recordemos la famosa frase donde Humpty Dumpty le decía a Alicia:
“Cuando uso una palabra -dijo Humpty Dumpty en tono más bien despectivo- esta significa exactamente lo que yo quiero que signifique, ni más ni menos.”
“La cuestión -dijo Alicia- es si usted puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.”
“La cuestión -dijo Humpty Dumpty- es quién es el Amo, eso es todo."(4)

La palabra, el nombrar, guarda la voluntad de domesticar y dominar al mundo. Las palabras modelan la percepción de los hombres. Al trastocar las leyes lingüísticas, se cambian las leyes de dicho mundo.

De allí, la creencia de diferentes movimientos utópicos a lo largo de la historia y de diferentes movimientos de vanguardia de que  lenguajes alternativos podrían generar esquemas sociales alternativos.

Escribir

A continuación, mencionaré algunos ejemplos de escritores, poetas y artistas que han intentado alterar las reglas de uso del lenguaje escrito, ya sea mediante la creación de nuevos alfabetos y lenguajes o la concepción de particulares máquinas de escribir.

-Alfabetos

Inventor de dos idiomas, el neocriollo y la panlingua (este último una lengua monosilábica de base numérica, sin gramática y permutable), creador de juegos cuyas reglas alteraba permanentemente, el artista plástico Xul Solar (nacido como Oscar Alejandro Schulz) se dedicó en sus últimos años a crear un “meta-lenguaje plástico para la comunicación visual”. Así, hacia finales de la década del '50, desarrolló una escritura plástica concebida a partir de signos verbales-visuales a los que denominó "pensiformas" o "grafías plastiútiles".  Utopista del lenguaje, buscaba un único idioma que facilitara la comunicación y la unión entre los hombres en la línea de los múltiples “idiomas artificiales” desarrollados en la segunda mitad del siglo XIX, como por ejemplo el esperanto de Zamenhof.

En la década de 1970, por su parte, Leandro Katz, cineasta experimental, fotógrafo y poeta, construyó, a partir de la idea de los “alfabetos encontrados”, su Alfabeto Lunar compuesto de las diferentes fases y posiciones de la luna. Esta obra juega con una doble remisión, por un lado, al alfabeto Moon (desarrollado por William Moon como un sistema de lectura para ciegos) y, por el otro, a la creencia sostenida desde la antigüedad de una posible lectura de los astros celestes. Incluso se plantea una máquina de escribir con signos lunares. Katz ha cultivado tanto el cine como la poesía experimental, desempeñándose igualmente como editor alternativo en Nueva York (su lugar de residencia desde los años 60) con la editorial independiente Vanishing Rotating Triangle Press (activa de 1970 a 1975).

-Máquinas de escribir

En su texto The Ticket that Exploded (1967), William Burroughs describe una particular máquina de escribir que permite a aquellos escritores que la utilicen evadirse de los controles del lenguaje estandarizado produciendo textos impersonales, colaborativos y ajenos a las lógicas convencionales: “La máquina se alimenta con textos propios y ajenos, combinando, yuxtaponiendo, permutando, cambiando constantemente su escritura y escupiendo libros, obras de teatro, poemas”(5). También fue en la década del 60, cuando Italo Calvino señaló la manera en que entender al lenguaje como una máquina le había sido útil a la hora de componer sus textos. De hecho, consideraba a los escritores mismos como máquinas de escribir que combinaban palabras a partir de determinadas reglas. Esto se aplicaba en un sentido general a todos los escritores y, en particular, a aquellos relacionados con las estéticas propuestas por el Oulipo.

Las 21 obras tituladas Columnas de lenguaje, también realizadas por Leandro Katz, (comenzadas en 1971, tal como lo registra Lucy Lippard en su libro Six Years: The Dematerialization of the Art Object from 1966 to 1972) están compuestas por máquinas de escribir de las cuales salen rollos de papel que ascienden hasta el cielo raso, con una serie de palabras escritas de manera aleatoria (adjetivos y sustantivos unidos sin ninguna lógica aparente) mecanografiadas indistintamente en castellano o inglés, formando una infinita lista: History, Barbarian, Prey, Social, Slavery, Contradiction, Worship, Nature, Subsistence, Profanation, etc.

También en los años 70, otro artista nacido en Argentina, Leopoldo Maler presenta Homenage, una máquina de escribir modificada de cuyo carrete emergen continuamente llamas. Esta obra es concebida precisamente como homenaje a David Kraiselburd, periodista y tío del artista, quien fue director del diario El Día de la ciudad de La Plata y fue asesinado en épocas de una dictadura militar argentina. La pieza remarca el peligro que existía al momento de ejercer el periodismo en dicho país.

Ya en épocas digitales y debido a la recurrencia del tema en mis investigaciones, mencionaré mis propios experimentos con procesadores de texto. Por ejemplo, en obras como El procesador de textos rimbaudiano o Escribe tu propio Quijote. El primero nos presenta un dispositivo similar a cualquier procesador de textos sólo que en éste, cada vocal es t ipeada del color indicado por Arthur Rimbaud en su famoso poema Voyelles. El poeta simbolista buscaba conectar vocales y colores remitiendo a la vieja teoría de las correspondencias en donde cada instancia en el mundo incide y posee paralelismo con todas las demás. En el segundo procesador, Escribe tu propio Quijote, recordamos que Cervantes narrador nos contaba que él no era el autor de la obra, sino que había encontrado un manuscrito escrito en árabe, firmado por un tal Cide Hamete Benengeli en un mercado de Toledo y que había debido procurarse para su desciframiento la asistencia de un traductor que, para colmo de males, posiblemente fuera un mentiroso. La compleja figura del “autor” de este texto se ve enrarecida aun más cuando, en 1614, Alfonso Avellaneda (personaje cuya verdadera identidad está puesta en duda), escribe un Quijote apócrifo. En 1944, por su parte, Jorge Luis Borges escribe Pierre Menard, autor del Quijote. En el mismo, este escritor simbolista francés de segunda línea, intenta re-escribir el texto original del Quijote. Lejos de encarar una trascripción mecánica del original, se dedica a la ardua tarea de aprender el español a la perfección, a recuperar la fe católica, a guerrear contra los moros, a olvidar la historia de Europa entre los años de 1602 y de 1918. En suma, a convertir su propia biografía en la de Miguel de Cervantes. Menard tiene tanto éxito en su empresa que logra componer fragmentos del Quijote en forma idéntica al texto originario. El cuento de Borges reflexiona sobre temáticas como la identidad fija de un texto o la autoría original, sobre la lectura y la escritura. Para él, el significado del texto se construye con cada lectura y cada escritura no es sino una reescritura. El procesador de Escribe tu propio Quijote apunta en este mismo sentido.

-Escribir el sentido como acto imposible

"La ilegibilidad, lejos de ser un aspecto deficiente y monstruoso de la escritura, demuestra, en cambio, su verdad", decía Roland Barthes, señalando a la criptografía como la vocación misma de la escritura.(6) Barthes daba como ejemplo de grafías de algunos artistas plásticos y poetas contemporáneos suyos que se expresaban con escrituras indescifrables. Por ejemplo, los ideogramas falsos de Masson o las misivas impenetrables de Réquichot. Podríamos citar a muchos otros: Henri Michaux, el antes citado Xul Solar, los poetas letristas, los concretos. Todos ellos han hecho uso de escrituras acodigales, pre y postalfabéticas, poniendo en evidencia las limitaciones de la división propuesta por la lingüística clásica de corte saussuriano entre significado y significante, y haciéndonos reflexionar acerca de la relación entre los signos y sus referentes.

En el film de 16mm.  La Pluie, Projet pour un texte (1969), el artista belga Marcel Broodthaers intentaba escribir un texto con tinta china bajo la lluvia. A la vez que es escrito, el texto va siendo borrado por el agua. El negro intenso de la tinta china se diluye formando diseños aleatorios sobre el papel.
En el vídeo de Gustavo Romano  La tarde de un escritor (1998) podemos ver la filmación con rayos X de una mano escribiendo sobre una hoja de papel. Pueden verse los huesos de la mano y la estructura de la pluma, pero no el texto que se está escribiendo. El audio es el sonido amplificado de la fricción de la pluma sobre la hoja. La tarde de un escritor toma su título de una novela de Peter Handke, donde se cuenta la historia de un escritor que ha perdido el habla. El papel en blanco que presenta Romano enfatiza la idea de un microcosmos encerrado en su propio silencio. En los dos casos predomina la idea de escritura como caligrafía y como proceso. Aparece también el acto de escribir ligado, paradójicamente, a la ilegibilidad. En el caso de Marcel Broodthaers, la escritura se convierte en imposible; en el caso de Romano, el sentido de lo escrito escapa al lector, permanece secreto, mudo.

Leer

En sus Investigaciones Filosóficas, Ludwig Wittgenstein (1988) opinaba que los seres humanos eran adiestrados para devenir “máquinas de leer”, es decir, para ser capaces de convertir signos gráficos a proferencias de sonidos, aun sin conocer el sentido de los mismos, en una forma similar, por ejemplo, a una pianola que traduce marcas en sonidos musicales. En lugar de tarjetas perforadas, será el alfabeto el que nos dé a los seres humanos la regla para transformar los símbolos en sonidos.
 
Más allá de las reflexiones de este filósofo, a lo largo del siglo XX encontraremos una serie de referencias a “máquinas de leer” provenientes de diferentes contextos estéticos. Raymond Roussell, por ejemplo, concibió una máquina a partir de la cual podía leerse su propio libro Nouvelles impressions d’Afrique, texto que estaba construido a partir de comentarios al margen, notas al pie y paréntesis que solían llegar hasta nueve niveles de encastramiento. Con sus diferentes niveles de lectura, su novelaponía en evidencia las limitaciones de la tradicional forma lineal del “libro impreso”. La dificultad en su lectura llevó al propio Roussell a imaginar una máquina a partir de la cual el texto pudiera leerse. La misma fue presentada en 1937, en una exhibición surrealista, y consistía en una serie de tarjetas enhebradas en un eje, a la manera de un fichero circular. Los márgenes superiores de las tarjetas estaban pintados de diferentes colores de acuerdo al grado de encastre del fragmento de texto que dicha tarjeta contenía.

En la década del 60, el escritor argentino Julio Cortázar, confeso heredero de las técnicas de Roussell, escribe su libro-collage La vuelta al día en ochenta mundos. En él menciona una máquina que supuestamente serviría para leer su novela Rayuela (1963) y que habría sido diseñada por un miembro del Instituto de Altos Estudios Patafísicos de Buenos Aires. Cortázar presenta una serie de diagramas, proyectos y diseños para la misma, que consistiría en una especie de mueble plagado de gavetas junto con una lista de instrucciones de uso, en las que se establecía el orden en que las gavetas debían ser abiertas, cuándo interrumpir o reiniciar la lectura, etcétera. Esta máquina posee, además, un modelo “con cama” para poder leer la novela en posición horizontal.

-Lecturas extrañas: el libro como mundo, el mundo como libro

En uno de mis poemas digitales Gongora WordToys titulado El llanto del peregrino, exploro el tema barroco del texto como laberinto. El poema de Luis de Góngora Soledades (1613), comienza de esta manera: “Pasos de un peregrino son, errante, cuantos me dictó versos dulce Musa”.  Desde el principio se establece que cada verso será un paso del peregrino, lo cual se condice con la máxima que establece que el barroco es “el arte del merodeo”.
El fragmento que escogí es el de “El llanto del peregrino” (Soledades 2/ 115-171). El peregrino errante, además de remitir a la situación de Góngora y a su propio destierro de la Corte, se convierte en una imagen del hombre barroco, víctima del desengaño, el desplazamiento y la falta de orientación. Emulando los poemas laberinto, esos juegos lingüístico-visuales tan caros al barroco y tomando la idea barroca (y borgeana) del libro como laberinto, este WordToys recrea el texto como una metáfora de la búsqueda del hombre que parece caminar por su vida a ciegas a través de tortuosos caminos en busca su pasado, su destino y su sentido por las ramificaciones y meandros del lenguaje.

Además del extraño hecho de abducir a los lectores haciéndolos ingresar en sus mundos, las lecturas se tornan en ocasiones más extrañas todavía. En el cuento de Jorge Luis Borges El libro de Arena, el protagonista ha adquirido un extraño libro de un más extraño vendedor. Sus páginas están plasmadas con una escritura ilegible, dispuesta en dos columnas y ordenada en versículos. Pero esta publicación tiene además una peculiaridad: sus páginas pueden ser vistas sólo una vez ya que cambia cada vez que es abierto. Cada una de sus lecturas es única e irrepetible. El protagonista se obsesiona de tal manera con este libro que, temiendo por su salud mental, decide abandonarlo. Para ello, lo lleva a la Biblioteca Nacional de Argentina y lo deja abandonado al azar en uno de sus infinitos y laberínticos estantes.
El cuento de Julio Cortázar “Continuidad de los parques” narra por su parte la historia de un hombre que, acomodado en su sillón favorito tras una larga jornada de trabajo, se dedica a leer una novela en la cual dos amantes planean el asesinato del marido. Poco a poco, se describen las acciones de los asesinos hasta que finalmente, a partir de una serie de pistas, el lector descubre que lo que el protagonista-lector está leyendo sucede también en su realidad, terminando por ser él mismo la víctima del asesinato. Se trata de un breve relato especular en donde el mundo se convierte en un libro y el libro en mundo. Cuestión que no deja de ser inquietante, ya que nos enfrenta con la posibilidad de que si los caracteres de una ficción pueden ser lectores o espectadores, nosotros lectores o espectadores podemos igualmente ser ficticios.

-Lecturas filmadas: desde una lectura sin signos a la lectura concebida como traición.

El artista visual David Lamelas posee una serie de films denominados Reading films. Uno de ellos se titula “Reading of an extract from Labyrinths by J.L.Borges” (1970). Lamelas presenta la imagen de una joven que lee fragmentos del texto de Borges “Nueva refutación del tiempo”. Vemos sus labios moverse pero no podemos escuchar su voz debido a la ausencia de audio. Podríamos leer el subtitulado, pero el timing es tan fugaz que nos impide completar correctamente la lectura de las frases y, por ende, nos impide la comprensión final del texto. Lamelas remite a temas fundamentales de la poética de Borges: la lectura, la interpretación y el tiempo. El film trabaja diferentes sistemas semióticos siempre fallidos: habla sin audio, lectura sin signos.

En mis propios vídeo-poemas de la serie Lecturas (2006-2008), una actriz “interpreta” poesías de reconocidos poetas de la historia de la literatura en lengua hispana, tales como San Juan de la Cruz, Federico García Lorca, Rubén Darío, Idea Vilariño, Calderón de la Barca, Neruda, Lope de Vega, Miguel Hernández.

El acto de leer da sentido y se instaura como performance. Esta serie se constituye como resistencia a la lectura canónica de estos textos, buscando nuevas dimensiones semióticas a partir de la relación entre el acto de leer y su contextualización específica -lugar de enunciación, deixis, contexto espacio-temporal de la lectura. Así como para Wittgenstein es imposible hablar de sentido sin considerar los usos específicos del lenguaje, aquí el sentido surge no ya de un texto-monumento de la historia de la literatura, de interpretación canónica y lectura única, sino de lecturas rebeldes, múltiples, cuyo sentido se va instaurando cada vez y en cada contexto específico.

Derrida se oponía a un modelo metafísico de lectura. Leer no debe tener como meta la búsqueda de un sentido detrás del texto (no hay nada más allá del texto). La lectura aquí no es llevada por la ilusión de una interpretación del sentido oculto de las palabras sino que se centra en el texto mismo y en el acto mismo de la lectura. Esta serie de vídeo-poesías  se relaciona igualmente con la noción situacionista de détournement, enfrentando a las lecturas canónicas con oposición y resistencia.

Numerosos son los planteos que, a lo largo del siglo XX, han buscado deconstruir las formas canónicas de la escritura-lectura occidental. Jacques Derrida, por ejemplo, abordó la obra de Ezra Pound y el estudio de Ernst Fenollosa The Chinese Written Character as a Medium for Poetry señalando al ideograma como ejemplo de escritura no fono-logo-céntricos (1967). La serie de pinturas involucrando signos tanto visuales como lingüísticos La traición de las imágenes, de René Magritte están concebidas en este mismo sentido. Igualmente, encontramos toda suerte de manifestaciones como los caligramas y las escrituras ilegibles de las vanguardias históricas y luego, a medida que avanza el siglo, las de las neovanguardias: letristas, concretos, el grupo Fluxus con, entre muchas otras cosas, con los alfabetos encontrados de Emmett Williams.  El advenimiento de los nuevos medios anuló definitivamente la fronteras entre lo visual-verbal-auditivo dando lugar a prácticas en las que escribir-leer se presentaban como acciones radicalmente diferentes de las canónicas. Y esto, en tanto artistas y poetas, nos resulta de suma importancia porque, como sostenía Derrida, si comenzamos a escribir diferente, leeremos diferente y comprenderemos diferentemente nuestro mundo.

 

NOTAS:

1- La noción de “verse verse” es tomada de un verso del poema La joven parca, de PaulValéry. Será igualmente desarrollada por Jacques Lacan en su Seminario sobre la mirada .(op.cit)

2- Lacan se interesó hasta tal punto en el artículo de Dalí que  llamó al artista plástico para acordar un encuentro. El evento fue plasmado por este último en su libro Vida Secreta (1942).

3- “Parce que nous commençons à écrire autrement, nous devons relire autrement” (trad. de la a), op.cit, p130

4- Carroll, op.cit, p252-253)

5- “A writing machine that shifts one half one text and half the other through a page frame on conveyor belts – (The proportion of half one text half the other is important corresponding as it does to the two halves of the human organism) Shakespeare, Rimbaud, etc. permutating through page frames in constantly changing juxtaposition the machine spits out books and plays and poems”(trad. de la autora, op.cit, p42)

6- Barthes, op.cit, p16


OBRAS CITADAS:


Barthes, Roland (1972): “Variaciones sobre la escritura”, en Campa, Ricardo, La escritura y la etimología del mundo, Buenos Aires, Sudamericana
Borges, Jorge Luis (1974): Obras completas, Buenos Aires, Emecé
Broodthaers, Marcel (1969), La pluie, projet pour un texte
Burroughs, William (1992): Nova Express, Nueva York, Grove Press
Burroughs, William (1992): The ticket that exploded, Nueva York, Grove Press
Burroughs, William (2009): La revolución electrónica, Buenos Aires, La caja negra editora
Carroll, Lewis (1999): Alicia a través del espejo, en Gardner, Martin, Alicia anotada, Madrid, Akal
Carroll, Lewis (s/f): Alice in wonderland and Through the looking glass, London and Glasgow, Collins Press
Cortázar, Julio (1996): Cuentos Completos, Buenos Aires, Alfaguara
Dalí, Salvador (1993): Vida secreta de Salvador Dalí, Barcelona, Editorial Antártida
Derrida, Jacques (1967) : De la Grammatologie, Paris, Éditions de Minuit
Foucault, Michel (1973): Ceci n’est pas une pipe, Montpellier, Fata Morgana
Foucault, Michel (1984): Las palabras y las cosas, Barcelona, Planeta-Agostini
Gache, Belén, WordToys, www.findelmundo.com.ar/wordtoys/
Góngora WordToys, http://belengache.net/gongorawordtoys
Vídeo.poesías de la serie de Las lecturas, https://vimeo.com/belengache
Góngora, Luis de (1987), Soledades, Madrid, Cátedra
Heidegger, Martin (2002): El ser y el tiempo, México, Fondo de cultura económica
Lacan, Jacques (2008): Seminario XI, Buenos Aires, Paidós
Lamelas, David (1970): Reading of an extract from Labyrinths by J.L.Borges
Proust, Marcel (1993) : Sur la lecture, Arles, Actes-Sud
Romano, Gustavo, La tarde de un escritor, http://www.gustavoromano.org/escritor/1.htm
Roussel, Raymond (1995): How I wrote certain of my books, Boston, Exact change, (prólogo de John Ashbery)
Wittgenstein, Ludwig (1988): Investigaciones filosóficas, México, UNAM