Calaveras, calaveritas y sátiras sociales

Filed under: Scrapbook | Tags: | noviembre 13th, 2011
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El motivo del esqueleto y la calavera es corriente en el arte mexicano. El mismo se rastrea desde épocas antiguas, desde antes de la invasión española. Los aztecas esculpían calaveras de piedra y las mismas podían ser halladas también bordadas en las ropas o en máscaras de obsidiana. Coaticue, la diosa de la muerte, incluso poseía igualmente un collar realizado con corazones humanos y manos, del cual pendía una calavera. Eso sin mencionar, claro, la iconografía que rodea al Día de los Difuntos (ver entrada del 1 de noviembre). Con la llegada de los españoles, esta tradición se vio desalentada por ser demasiado pagana para los parámetros católicos. Fue recién con la independencia de México, en 1810, que las claveras, parte indiscutible del repertorio simbólico de la “mexicanidad”, volvieron a hacerse visibles.

Durante el porfiriato (el gobierno de Porfirio Díaz) el caricaturista Guadalupe Posadas plasmaba en sus grabados sus críticas al gobierno y los cambios sociales y políticos de su época utilizando los recurrentes motivos calaveras y esqueletos. Famosa es por ejemplo, su imagen de la “calavera Catrina”, figura de esqueleto femenino que lleva puesto “un sombrero francés con plumas de avestruz”. La influencia de Posadas puede verse fácilmente en el arte de Diego Rivera (quien pinta a la Catrina en su famoso mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”) o en los soldados de Jorge González Camarena, entre tantos otros.

Directamente relacionadas con este motivo, ahora sí en la tradición hispánica en general, están las conocidas como “calaveritas literarias”, publicadas desde la segunda mitad del Siglo XIX y que tienen su origen en las coplas y reflexiones sobre la muerte de Jorge Manrique (1440-1479). Estas consistían en sátiras o versos jocosos sobre alguna persona pública (políticos, por ejemplo). Algunos consideran también un antecedente directo de este género a los versos que aparecen al final del Quijote: “Tuvo a todo el mundo en poco, / fue el espantajo y el coco / del mundo, en tal coyuntura, / que acreditó su ventura / morir cuerdo y vivir loco”.


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